En mi paso por Deurali, me detuve en uno de los pequeños albergues para pasar la noche. Después de engullir un abundante bhat (hecho de arroz y lentejas, el plato nacional de Nepal), me llevé una sorpresa al salir de la sala principal y ver cómo caían grandes copos de nieve. En tan sólo unos minutos, comenzó a caer una auténtica cortina de nieve, ocultando totalmente la visibilidad, e impidiendo ver más allá de los 5 metros.
Al día siguiente, la nieve había cesado de caer y las montañas se encontraban totalmente cubiertas de un manto blanco, haciendo la caminata aún más agradable, pues la suavidad de la nieve contrastaba con las escarpadas laderas de las montañas que sobresalen por el camino. Sin querer parcernos a Maurice Herzog, subir al campamento base bajo la nieve tiene algo de especial, uno se puede sentir casi como un alpinista, nota para los amantes de los viajes deportivos
*Traslos fuertes terremotos sufridos en Nepal en abril y mayo de 2015, el país siguie reconstruyéndose poco a poco. Este artículo se ha escrito antes de la catástrofe.