Cuando decimos que Sarangkot está sobre una colina, es una colina en sentido nepalí. No esperes una colina como las que conoces, sino más bien una pequeña montaña. El pueblo de Sarangkot, que se encuentra a 1.600 metros de altitud, es famoso por la espléndida vista del Dhaulagiri, el Annapurna y el monte sagrado Machapuchare.
El paseo hasta el pueblo es agradable y nos da hermosas vistas sobre Pokhara, el lago Phewa y los alrededores. Si tienes tiempo, cuenta con un día para hacer el recorrido de ida y vuelta desde Pokhara. También puedes pasar la noche en una de las casas de huéspedes del pueblo. También es posible hacer saltos en parapente cerca de la aldea. Tomad nota, amantes de los deportes de riesgo.
El pueblo, enclavado sobre una elevada colina de 1592 metros de altitud, ofrece, por un lado, una hermosa vista de la ciudad de Pokhara y su lago, y por el otro, de la cordillera del Himalaya. Sarangkot es un pueblo tranquilo y agradable, y cuenta con un mirador construido a las afueras del mismo.
Desde allí puedes ver el Dhaulagiri, por un lado, y si el cielo está despejado, podrás contemplar toda la cordillera de los Annapurnas en el fondo, una hermosa hilera de cimas montañosas de más de 7000 metros de altitud. Sin duda uno de los paisajes más bellos que he visto jamás.
Para los más valientes, se realizan salidas en parapente desde lo alto de la colina. ¿Qué mejor lugar para efectuar un bautismo de aire?
*Traslos fuertes terremotos sufridos en Nepal en abril y mayo de 2015, el país sigue reconstruyéndose poco a poco. Este artículo se ha escrito antes de la catástrofe.
En tu ruta por Nepal, y si pasas algunos días en Pokhara, no dudes en poner temprano el despertador y madrugar para admirar las cumbres nevadas de Sarangkot.
Llegué de Pokhara al pueblo en taxi antes del amanecer. Una vez en Sarangkot, el pueblo estaba ya despierto: numerosos gerentes de restaurantes y hoteles esperaban impacientes la llegada de los turistas, que no paran de llamarte a cada paso. No pierdas de vista tu objetivo y dirígete directamente a las escaleras de piedra que te conducen al punto de observación: muchas personas estarán ya allí, esperando, ansiosas, a contemplar cómo el cielo se va aclarando, y se desviste de su traje de noche, revelando sin pudor alguno, los incontables picos nevados del Himalaya. Recuerdo que, al llegar antes del amanecer, agarré un té negro para calentarme y pasar el tiempo, la verdad disfrutando más del espectáculo celeste que de la bebida caliente. Pero aquel té tenia el gusto sagrado de la excitación de la espera.
A continuación, después del deleite experimentado por los ojos, se sucedió el dolor de la fatiga de mi dedo índice, que no había cesado de presionar incansablemente el botón de la cámara de fotos durante toda la salida del sol. Te recomendaría seguir mis pasos (que también han seguido a los de muchos otros antes que yo): disfruté mucho volviendo a pie al pueblo de Pokhara, recorriendo un camino que comienza de forma empinada y después se torna más suave, serpenteando por la falda de la montaña y atravesando algunas aldeas hasta retomar la parte baja de Phewa Tale. Y más que nunca, disfruté del delicioso desayuno que me tomé en la orilla del lago. Casi tan bueno como un amanecer en Sarangkot...