Me gustó mucho cruzar esta región haciendo un viaje por carretera (muy útil para ir de Johannesburgo a Ciudad del Cabo): largas carreteras rectas, el calor del sol, el polvo ocre, los cactus y granjas de avestruces y ovejas por todas partes. ¡Y ni un turista!
Los paisajes no siempre son excepcionales y la ruta puede ser plana y monótona, pero en las zonas montañosas y los parques, como en el Parque Nacional Karoo, las vistas son excepcionales. Uno se siente como si estuviese en el Lejano Oeste africano. Aunque a mí me gustó más el Pequeño Karoo, en el Gran Karoo, donde los panoramas son más variados.
En la región, se puede hacer una parada enCradock o en Victoria West, para el Gran Karoo, y en Oudtshoorm para visitar el Pequeño Karoo. Por cierto, la gastronomía es una de las mejores del país: el cordero de Karoo guisado a fuego lento con tomillo se sirve en todos los restaurantes de la región y, acompañado de un buen vino, ¡es delicioso!