Yo fui a la reserva de Hluhluwe-Umfolozi (algo muy difícil de pronunciar, pues tendrás que hacer como si tuvieras una patata caliente en la boca para poder respetar la pronunciación zulú) gracias a una de las muchas compañías que proponen tours de un día para observar animales. Al principio, como contaba con el coche de alquiler y estaba alojada en Santa Lucía, me pensé bien si ir o no por lo que gastaría a mayores, pues puedes visitar el parque con tu propio coche.
Hay que llegar muy temprano, si se puede, ya desde que abren el parque (a las 5 de la mañana) para poder ver a los animales, que están muy activos al amanecer. Si decides hacer el tour, lo tendrás ya todo organizado, así que no tendrás más que levantarte de la cama, ducharte, coger la cámara y unos zapatos gastados y hala, a la aventura. Quédate acurrucado bajo el calor de las mantas durante el frescor de la mañana, disfruta de la sombra que proporciona el techo del coche durante el día, así como de un buen desayuno con el río de fondo, viendo como pasan los ñus, y devora un «braai» (barbacoa), un plato típico de Sudáfrica. Todo eso acompañado de un guía que sepa dónde se hallan los animales.
De este modo, podrás admirar leones, elefantes, cebras, ñus, antílopes y muchas otras especies mientras el guía te cuenta historias de la sabana y se encarga de esquivar los baches del camino. La vida es bella, ¿no crees?
Siempre recordaré mis primeros minutos en la reserva de Hluhluwe-Umfolozi. Me encontré con una jauría de perros salvajes devorando con ansias unos antílopes. Son animales muy difíciles de observar. ¡Tuve mucha suerte!
La reserva también cuenta con la población de rinocerontes blancos más importante del mundo. En dos días de visita pude ver algunas decenas, mientras que en otras reservas de Sudáfrica escasean bastante.
Durante mi safari en Hluhluwe, puede ver todos los Big 5, salvo el leopardo, y fotografié decenas de especies de aves multicolores. La fauna no es el único atractivo de la reserva. Me fascinaron las verdes colinas que parecían extenderse hasta el infinito. La sabana me pareció virgen y preservada de toda presencia humana.