Cuando llegas a Trang en el tren-cama que viene de Bangkok, después de una mala noche de sueño, hordas de tailandeses te asaltan: quieren venderte excursiones a toda costa. Si no estabas al corriente, Trang es una de las principales etapas antes de descubrir las magníficas islas del sureste. No te dejes engañar, dales las gracias gentilmente y vete a beber un café en uno de los bares típicos que se encuentran a dos pasos de la estación. Eso te permitirá despertar y pensar tranquilamente antes de volver a negociar los mejores precios, directamente en las agencias.
No hay gran cosa que hacer en Trang. Así que, si tienes tiempo y curiosidad por descubrir cómo viven los tailandeses en las pequeñas ciudades de provincia, estás en el lugar adecuado. Un enorme mercado cubierto se instala todos los días en los alrededores de la estación, allí encontrarás puestos llenos de frutas y verduras, carne y deliciosos platos cocinados. Otro mercado, más turístico, tiene lugar los viernes por la tarde en los accesos a la estación: este parece ser el punto de encuentro de los jóvenes de la región. Platos cocinados, juguetes, camisetas, frutas frescas, podrás observar aquí la vida de una ciudad de provincias de Tailandia.
El templo de Trang, situado a unos veinte minutos a pie de la estación, no tiene nada de excepcional en sí mismo. Sin embargo, cuando es la fiesta de la luna llena de noviembre (Loi Krathong), parecería que la región entera se apiñase allí. Ancianos y jóvenes vienen a ofrecer a los cielos farolillos azules y lanzan sus krathongs finamente floridos al río. Familiar y apacible, esta fiesta sabrá sorprender a pequeños y grandes.