Si en otro tiempo destacó por su producción de opio, el Triángulo de Oro es una región que para mí sigue estando llena de misterios. Hoy en día, los campos de adormidera de las montañas del territorio tailandés han desaparecido para dar paso a plantaciones de té, arroz y café. Así, la zona se ha abierto mucho al turismo.
Ni corto ni perezoso, me fui a descubrir esta región y así llegué a Chiang Rai, la ciudad más importante del Triángulo de Oro. En seguida salí a explorar las carreteras sinuosas de las montañas circundantes. ¡Fue una pasada! Cascadas, ríos, jungla, templos encaramados en lo más alto de cumbres rocosas, pueblecitos ocultos en el relieve, aguas termales... El Triángulo de Oro ofrece posibilidades ilimitadas para hacer excursiones por parajes increíbles. Para los aficionados al senderismo, la región tiene tres rutas muy bonitas que permiten ir al encuentro de las minorías étnicas que viven en las montañas.
¡El Triángulo de Oro es una región que no te puedes perder!
El Triángulo de Oro es un clásico de cualquier viaje por Tailandia. Yo he ido varias veces y me gusta el paisaje, rodeado por las montañas por un lado y por el río Mekong por el otro. En un día despejado, los colores se ven magníficos, entre el el cielo azul, el río marrón y el gran Buda dorado que bordea el triángulo.
Los amantes del deporte no se verán defraudados: pude practicar escalada y descenso de ríos en balsas de bambú. Gracias a las montañas, los territorios que rodean el Triángulo de Oroson también ideales para el senderismo y las excursiones por el bosque.
Es una visita que puede realizarse en un día si solo quieres «ver» la zona que forma el triángulo, pero, sinceramente, yo aconsejaría quedarse al menos 2 o 3 días para conocer con todo detalle la riqueza de esta región. Es cierto que algunos hoteles no son baratos, pero permiten disfrutar de unas magníficas vistas al despertar. Recuerdo las vistas sobre los 3 países, con esa ligera niebla matinal... Mágico. Por no hablar de las especialidades culinarias del norte de Tailandia; algo que, en mi opinión, uno no puede perderse.