La ciudad en sí me pareció que tenía poco interés. Sin embargo, puede ser una buena base de operaciones para explorar el Triángulo de Oro. Para aquellos a los que les guste conocer gente en los viajes, en las montañas de alrededor de la ciudad habitan etnias Yaos y Akhas, que cultivan en sus laderas, donde la adormidera tiende a desaparecer poco a poco para ser remplazada por plantaciones de un excelente té: el Oolong.
Por lo tanto, me pareció inútil entretenerme demasiado en esta ciudad. Lo mejor es salir de nuevo a la carretera a descubrir las maravillas que albergala región. Llegando a Chiang Rai, un poco antes de la entrada a Mae Chan, me encantó el mirador de la montaña Nang Non, también conocida como «mujer dormida». Las vistas merecen mucho la pena.