Si hay un sitio que recomiendo para un fin de semana perfecto, es Amphawa. Amphawa es un mercado flotante, pero muy auténtico, ya que es frecuentado sobre todo por tailandeses. Algo que me gustó especialmente es que, aunque es cierto que había muchísima gente, el ambiente era muy auténtico, muy tailandés, con puestos de comida por todas partes, gente cantando en los karaokes y varios restaurantes y cafeterías instalados en las viejas casas de madera situadas a ambas orillas del canal.
Si viajas en familia, una pequeña excursión por el canal que atraviesa la ciudad podrá gustar a todos, sobre todo por la noche, para poder disfrutar de las luciérnagas encaramadas en los árboles como si de adornos navideños se tratara.
Hay una gran cantidad de templos (como en toda Tailandia) que se pueden visitar a lo largo del día. Si hubiera que destacar uno, yo me inclinaría por Wat Bang Kung, un pequeño y antiguo templo ubicado en el interior de un árbol, una buena ocasión para observar a los numerosos tailandeses que acuden a mostrar sus respetos a Buda.