Había escuchado que el lugar me seduciría con sus magníficas cascadas, su vegetación tropical, sus pozos de agua translúcida y su fauna y flora excepcionales, sin embargo, para aquellos que tienen muy poco tiempo para estar en la región, les aconsejaría concentrar su atención y su tiempo en el parque nacional de Kakadu, más impresionante desde mi punto de vista.
Para los que decidan quedarse durante más tiempo en la región del extremo norte de Australia, el parque nacional Litchfield es una visita imprescindible. Como en el resto de la región, mira bien los letreros antes de meter tu cabeza en el agua si no quieres correr el riesgo de encontrarte cara a cara ¡con un cocodrilo no necesariamente bien intencionado!
Costruidos por termitas, estos grandes montículos se suceden formando una especie de cementerio natural y un asombroso e infinitamente pequeño reino de arcos, túneles, chimeneas... Los termiteros más grandes son parecidos a menhires, y superan los 2 metros. Estos montículos están alineados de norte a sur para minimizar la exposición al sol. Te recomiendo hacer el «Magnetic Termite Mounds boardwalk» para internarte en este peculiar paisaje.
FlorenceFalls es mi cascada preferida del parque. Uno se puede bañar en su piscina natural (sin cocodrilos), o disfrutar de las vistas de la cascada desde un mirador situado en la cima.
Si no tienes ganas de conducir, se organizan excursiones de un día desde Darwin. Para vivir una experiencia aún más rica, elige una una presentación de la comunidad indígena, en donde tendrás acceso a sus tierras privadas y descubrirás la fascinante historia de estos primeros pobladores y sus ricas tradiciones aborígenes. Para comer en el menú tienes: perca gigante, cocodrilo y canguro. ¡Muy típico!