"El lugar donde la arena roja se une a la mar": el eslogan de esta ciudad no puede ser más apropiado. No esperes hallar una ciudad con las proporciones propias de nuestras ciudades europeas. No le encontré demasiado interés, como me ha sucedido con otras muchas pequeñas ciudades australianas, pero sigue siendo la más grande en miles de kilómetros a la redonda.
Broome fue en otros tiempos el centro de la industria de la perlamundial. Hoy día, se pueden comprar perlas allí, así como visitar cultivos especializados o incluso un museo dedicado. Me encantó Cable Beach: merece la pena contemplar desde allí la puesta de sol. También se ofrece la posibilidad de montar en camello por la playa... ¡Hay muchas cosas que se pueden hacer por el norte de Australia!
Otra actividad ofertada: sobrevolar en hidroavión las "cascadas horizontales" de Talbot Bay; se trata de impresionantes formaciones rocosas. No tuve ocasión de hacer eso, pero tanto las vistas como los contrastes de color son maravillosos allí.