Para ser honesta, me detuve en Carnarvon para comprar algunas provisiones y luego continuar mi ruta hacia Exmouth. De todas formas, tuve tiempo (y suerte) de ver uno o dos canguros y algunos emúes (especie de avestruz) en pleno corazón de la ciudad. ¡Foto, foto!
Australia es un país caro para nosotros, los turistas, que no tenemos los mismos ingresos que los australianos. Si te alejas un poco del centro de la ciudad, seguramente encontrarás muchas granjas que te ofrecen fruta y verduras a buen precio. Los mangos son famosos. No dudes en pedirlo, los propietarios estarán encantados de haceros una visita guiada por sus explotaciones. Como muchos otros lugares en Australia, hay barbacoas eléctricas gratuitas a disposición de todo el mundo: muy práctico y agradable calentarse algunas salchichas a la sombra de una de las muchas palmeras de la ciudad... atención a las gaviotas, unos segundos de despiste y ahí se van, ¡con la salchicha en el pico!
En Carnarvon viven muchos aborígenes. No te sorprendas de su comportamiento, a veces diferente del nuestro. No tenemos la misma historia ni la misma educación y naturalmente nuestra idea de la cortesía y de la convivencia es también diferente. No los mires fijamente y no los fotografíes o correrás el riesgo de tener problemas.