En este lugar es como si los años no hubieran pasado y la modernización del país jamás hubiera existido. Sus hombres y mujeres siempre visten con trajes tradicionales hechos a mano y lucen unos peinados muy característicos. Todos viven en casas de madera que ellos mismos (re)construyen con la técnica de sus ancestros y el pueblo es autosuficiente gracias lo que recolectan entre todos.
Aunque cada vez son más los visitantes que se aventuran a llegar hasta Basha, el pueblo no ha perdido ni un ápice de su autenticidad y esencia. Por el número de habitantes de este grupo étnico, está considerada la cuna de la etnia Miao. El visitante es recibido con cantos y danzas locales e invitado a beber vino de arroz, incluso a veces es testigo de una ceremonia armada. Los habitantes de Basha son los únicos en toda China que tienen permiso para portar armas (machetes y fusiles).