Forma parte de los numerosos pueblos de la minoría buyi instalados a lo largo del río Qinglong.
Shuitouzhai se distingue por su arquitectura típica (unas casas de madera con entramado y ventanas talladas) y sus viejos molinos. Aunque cada vez está más frecuentado (más vale evitar los fines de semana y las vacaciones chinas), es un destino agradable. No dejes pasar la oportunidad de conocer a los habitantes locales, que estarán encantados de iniciarte en la destilación del vino de arroz o la fabricación tradicional del tofu.
Desde Shuitouzhai podrás dar bonitos paseos y hacer pequeñas rutas de senderismo a través de los campos de colza y los arrozales. La región tiene un montón de pueblos y templos budistas y sorprendentes gargantas, rodeadas de estrechos acantilados y cascadas. Las de Xianghuoyan o, un poco más lejos, las espectaculares gargantas de Nanjiang, merecen muchísimo la pena.