Me encantan sus casas sobre pilotes, el arroyo de los Nueve Dragones que atraviesa la localidad y su puente en arco.
Al ser un pueblo volcado en el turismo, hay bonitos puestos para los viajeros en la calle principal. Si buscas más tranquilidad, solo tendrás que tomar alguna de las calles contiguas para sentir el espíritu del lugar. Sus habitantes han mantenido sus costumbres y tradiciones: tejido, irrigación... El tiempo parece detenerse, haciendo las delicias de los fotógrafos.
En los alrededores de Dehang, son de visita obligada las cascadas de los Nueve Dragones y las de Liusha (de 216 metros). Mires a donde mires, la naturaleza te recordará que estás rodeado de un bosque virgen y de picos rocosos. Para ver este paisaje único, sube hasta la cumbre del Pango, a 700 metros de altura.