Chawy se ha quedado anclado en el tiempo y conserva sus tradiciones campesinas, haciendo las delicias de todos los que lo visitan.
Aquí no hay calles con coches, solo unas callejuelas adoquinadas con casas blancas por donde caminan los peatones. Todo en este pueblo invita a la tranquilidad y al descanso. Paseando por allí, verás arrozales, visitarás templos antiguos y contemplarás la pagoda del pueblo. Punto de encuentro de artistas y artesanos, a veces te encontrarás con pintores inmortalizando las vistas o escenas de la vida cotidiana del pueblo.
Por último, no se puede hablar de Chawu sin mencionar la Maison du Maître des Thés (la casa del maestro de los tés), un hostal creado por un francés. Es un lugar ideal para hacer una visita cultural por la región o para pasar algunos días tranquilo, lejos de la agitación de las ciudades vecinas.