En Bali, lejos de las rutas turísticas masificadas, prosperan iniciativas que muestran una nueva cara del país: un turismo sostenible, auténtico y profundamente humano. A través de proyectos liderados por comunidades locales, el viaje se convierte en una experiencia transformadora tanto para quienes viajan como para quienes reciben. 
En el pueblo de Bulian, al norte de Bali, el programa Bulian Homestay ofrece alojamiento familiar y actividades como caminatas por el campo, visitas a templos, recorridos en bicicleta y talleres gastronómicos. Esta experiencia genera empleo para mujeres y jóvenes, e incentiva el orgullo por la cultura local al tiempo que evita la migración rural. 
En el Centro Comunitario PKP, gestionado por y para mujeres, los visitantes participan en un taller de cocina balinesa, crean ofrendas tradicionales y disfrutan de una danza interpretada por el equipo local. El centro brinda oportunidades reales a mujeres en dificultades, víctimas de violencia de género o en situación de exclusión social, capacitándolas así para una vida autosuficiente. 
En Ubud, la organización Senang Hati apoya a personas con discapacidades a través de la formación en artes, hostelería y oficios tradicionales. Las actividades turísticas, como almuerzos y tours en bicicleta, financian programas de inclusión y autonomía, proporcionando desde sillas de ruedas hasta herramientas para el emprendimiento. 
Este es el verdadero turismo comunitario en Indonesia: una forma de viajar con un propósito social, que enriquece tu experiencia y fortalece las comunidades locales.