El lago Maninjau es un secreto escondido y muy poco conocido por los viajeros, un paisaje espectacular en donde descubrir el auténtico carácter de los indonesios. En el camino al lago podrás ver cómo los niños te saludan con una enorme sonrisa en sus rostros, y agitando con fuerza sus pequeñas manos. Además, si tienes un problema, los habitantes se acercarán a ayudarte.
El lago, ubicado en una caldera volcánica, ofrece unas vistas muy particulares, podrás ver con claridad la forma del cráter aunque ahora esté cubierto de vegetación. Lo que más me gustó fue la arquitectura típica con los tejados que parecen rozar el cielo.
Los habitantes que viven en los alrededores del lago sobreviven gracias a la pesca y las granjas de cría de peces que fabrican con trozos de madera, pudiendo así, transportarlos vivos hasta los puntos de venta. Todo un espectáculo en Indonesia.