A 1.281 metros sobre la bahía de Nápoles, el Vesubio siempre contempla los alrededores con un ojo amenazante. El ojo de éste, que, hace casi 2.000 años redujo a cenizas, en algunos instantes, una de las ciudades más prósperas y desarrolladas del imperio romano, Pompeya. Siempre en actividad, su última erupción se remonta al año 1944, pero el Vesubio siempre amenaza una de las zonas más densamente pobladas de Italia.
Hoy en día forma parte del parque natural que tiene como objetivo su protección, se puede subir a la cima del monte Vesubio, tuve la suerte de hacerlo y de acercarme a su cráter, bastante impresionante. En el corazón de una de las regiones donde muchos lugares merecen una visita (Pompeya, Nápoles, la costa amalfitana, Capri), te aconsejo visitar el Vesubio un imprescindible durante un viaje a Italia.
Si tienes ocasión, te recomiendo que visites el Vesubio después de ver la ciudad de Ercolano. Existe un servicio de autocares que garantiza transporte regular entre la estación de Ercolano y el sendero que conduce hasta el Vesubio. Si tiene alma de aventurero y quiere acercarte al cráter, te recomiendo que sigas los senderos turísticos, que están muy bien marcados.
Una que que llegues a la cima del Vesubio, a 1 158 metros de altitud, podrás observar unas vistas magníficas que permiten ver todo el golfo, la ciudad de Nápoles e incluso las islas de Capri y de Isquia. Ten cuidado cuando te acerques al cráter, la vista impresiona mucho a los novatos: yo pude ver depósitos de erupciones anteriores y rocas volcánicas cuyo color cambia dependiendo de la luz reinante.
No te acerques mucho al cráter: ¡tiene más de 200 metros de profundidad y las fumarolas (emanaciones de gas) del Vesubio pueden resultar impresionantes!