Tetuán (Marruecos)

Durante nuestro viaje a Marruecos, fuimos en taxi colectivo a Tetuán desde M'diq, situado a unos 15 kilómetros. Era el día del mercado bereber, que tiene lugar una vez al mes. Las mujeres aquí tienen un aspecto diferente a las del resto del norte de África. Llevan la "fouta", un rectángulo de tela roja y blanca, y un sombrero puntiagudo de paja con motivos muy particulares en lana azul bordados en la parte superior. Descienden desde el Rif para vender sus verduras, que son buenas, frescas y baratas.

Después, fuimos a visitar la medina y los zocos. Desde la plaza de Hassan II, donde se levanta el Palacio Real al fondo, entramos a la medina por una de sus siete puertas. Es una maraña de callejuelas estrechas y tortuosas, algunas de ellas desiertas y otras, no tanto, en las que es fácil perderse. Las casas están adosadas entre sí. A veces, los arcos aportan una nota de frescura al conjunto.

Recorrimos los callejones, dejándonos guiar por el azar, y llegamos a los zocos. A cada oficio le corresponde una calle o un barrio. Una ruidosa multitud circula entre todo este jaleo y todos nuestros sentidos se despertaron. Salimos de allí preguntándonos si habíamos viajado atrás en el tiempo.

La ciudad de Tetuán tuvo una importancia capital durante las conquistas islámicas en el continente europeo. La ciudad, situada muy cerca de Andalucía, fue un punto clave durante todo este período. Esto es visible incluso hoy, ya que la arquitectura de Tetuán posee cierta influencia andaluza. De hecho, la ciudad fue construida por los andaluces que fueron expulsados del continente europeo tras la reconquista.

Su antigua medina es muy pequeña, pero la arquitectura es sin duda notable. Por eso, ha sido declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO. Tras haber visitado docenas de medinas durante mi viaje por Marruecos, te aseguro que la de Tetuán destaca entre todas las demás. Como mencionaba antes, ha conocido influencias andaluzas, pero también judías y bereberes; ¡imagina toda la riqueza cultural que encierra!