El valle del Ourika es una excursión imprescindible durante cualquier estancia en Marruecos. El lugar posee un encanto muy particular, con sus aldeas de adobe sobre la falda de la montaña y sus cultivos en damero: toda una variedad de frutos y legumbres iluminan el valle, en un tapiz verde compuesto por manzanos, ciruelos, cerezos, almendros y flores silvestres.
En invierno y en primavera, es posible ver las cumbres nevadas del Atlas y la sombra del monte Tubqal. El frescor del valle se puede apreciar durante el calor del verano. Esta felicidad se instala en las orillas del río Ourika, con los sauces llorones dando sombra a las praderas: ¡un paisaje idílico en pleno sur de Marruecos! Pero cuando el tiempo empeora y hay tormenta, hay que tener cuidado con las inundaciones del río Ourika.
Si deseas conocer los mercados locales, te recomiendo el lunes el de Tnine Ourika, con sus famosos productos aromáticos.