Yo fui a las gargantas del Todra desde la localidad de Tinerhir. Es un itinerario que te recomiendo. La carretera atraviesa preciosos palmerales y ciudades de casas de adobe, a descubrir durante tus vacaciones en Marruecos. Después, llegamos a las paredes rocosas de las gargantas.
Te aconsejo ir por la mañana. Yo tuve ocasión de admirar el brillo dorado de los primeros rayos del sol sobre el fondo de las gargantas. Evita, en cambio, ir por la tarde: el lugar se vuelve muy sombrío y, en invierno, incluso glacial.
Para salir de caminata, fui a la garganta pequeña, el punto de encuentro de los senderistas, a solo 30 minutos a pie desde la garganta principal. Prepárate para una jornada de marcha deportiva. Sin embargo, el punto de vista es el ideal para admirar las gargantas y las kasbahs desde arriba. Cuando dejes las gargantas, te aconsejo visitar Tamtattouchte, un pueblo bereber típico del Atlas.
Por la mañana temprano, tomamos un taxi para ir a las gargantas desde Tinghir. Mientras numerosos turistas llegaban en autobús, nosotros comenzamos nuestro paseo por las rojizas Gargantas de Todra. Éstas son realmente imponentes y estrechas, iluminadas por el sol al amanecer, y después sombrías y heladas durante el día.
Hacia mediodía, tras un paseo agradable a pesar de haber sido una subida, llegamos a un estupendo mirador sobre las gargantas (es el lugar ideal para un picnic).
Después, continuamos, un poco a ciegas, en dirección a Tinghir, pero a través de los palmerales. Tengo un recuerdo inolvidable de ese paseo insólito e improvisado. La combinación de la naturaleza y las montañas me encantó. Ningún turista a la vista. Sin ninguna duda hay que descubrirlo caminando.
El valle del Todra y su inmenso palmeral fértil son una premisa a la belleza de las gargantas que llevan el mismo nombre. La visión de este verde wadi con un fondo de suelo árido y ocre sigue siendo un misterio. Quedamos impresionados por el imponente cañón que ofrece paredes técnicas para la escaldad. No hay ninguna duda de que no hay que tener vértigo.
Si no quieres arriesgarte a caerte, puedes disfrutar plenamente del ambiente a orillas del río y conocer a los marroquíes. Habitualmente, preferimos la calma para visitar los lugares naturales, pero nos encantó el ambiente festivo y familiar del domingo. Algunas palabras y sonrisas intercambiadas todavía siguen presentes en nuestra memora. Una jornada que gustará tanto a grandes como a pequeños.