Imilchil recibe el sobrenombre de «Pequeño Tíbet» y rápidamente pude entender por qué. Las condiciones climáticas son duras; en invierno, muy adversas, incluso. Y los paisajes son bastante austeros. Creo que el único acontecimiento relevante que hay en Imilchil es el musem de los compromisos, que se celebra cada año en septiembre en Sidi Ahmed Oulmaghani, a tres kilómetros de Imilchil.
Es entonces cuando Imilchil rompe su letargo anual: los bereberes de la región y los turistas que están de vacaciones por Marruecos toman el douar con cierto desorden. Durante los tres días que duran las festividades, se levantan tiendas de campaña en Oulmaghani para albergar a los visitantes, los mercaderes ambulantes se acercan para hacer buenos negocios y se preparan tajines, pinchitos y otros ricos manjares.
El musem reúne a los prometidos bereberes de la región, que lucen sus mejores galas, pero en realidad no se celebra ninguna boda allí. Básicamente se trata de una reunión festiva. Vi, por ejemplo, a hombres que les declaraban su amor a sus prometidas, recitándoles poesías.