Del Titicaca se dice que es el lago de mayor superficie de Sudamérica. Además, con sus más de 3800 metros de altitud, es también el lago navegable más alto del mundo. Su agua es dulce y alberga numerosas truchas. Una deliciosa herencia importada de Norteamérica que se incluye en numerosos platos de la región. El lago está compartido por Perú y Bolivia. Tanto los bolivianos como los peruanos dicen poseer el 55% del lago. ¿Quién tiene razón? ¡Prefiero no opinar!
Las visitas con salida en Perú parten desde Puno. Si por el contrario te encuentras en la orilla boliviana, debes atravesar el estrecho de Tiquina. La travesía es bastante corta, ya que ambas orillas están separadas por unos escasos 800 metros. Cuando yo fui, tuvimos que bajarnos del autobús que nos llevó hasta Puno para montarnos en una pequeña embarcación. El autobús fue remolcado sobre una plataforma de madera y nos acompañó durante la travesía. ¡Un espectáculo realmente curioso!
Muchas de sus islas viven del turismo. Déjate enamorar por Taquile, Amantaní, la isla del Sol, las islas de los Uros,... Y descubre un lugar único en el mundo, el lago Titicaca.
-Una vez visitados ambos lados, el peruano y el boliviano, puedo afirmar que no hay punto de comparación y que merece más la pena ir directamente a Copacabana para visitar la bellísima isla del Sol.
Desde el lado peruano, es mucho más turístico y tuve la ligera impresión de haber acabado en una de esas islas atrapa-turistas en las que ya no queda nada auténtico (las islas flotantes, por ejemplo, nos decepcionaron mucho cuando nos dejaron en una donde ya había 100 turistas hacinados, con un mercado de joyas como única atracción…). A menos que se quiera pasar la noche en una familia, lo cual se hace cada vez más a menudo. Sin embargo, la autenticidad del tema es discutible.
Segunda experiencia en el lago Titicaca: la preciosa y auténtica isla del Sol. Allí hay que ir con los ojos cerrados. Yo quedé totalmente encantada. Por un lado, la isla en toda su extensión es de una gran belleza, y es posible hacer caminatas de norte a sur que ofrecen unas vistas sobrecogedoras sobre el lago. El tiempo se detenía, sobre todo cuando, agotada de caminar todo el día, me encontré en un pequeño albergue regentado por una mujer encantadora que nos cocinó una trucha al estilo de la casa. Estaba situado en un pequeño pueblo al norte de la isla, que yacía en la cumbre, y por vistas tenía las montañas andinas a lo lejos, con los reflejos rosas y anaranjados de la puesta de sol sobre el lago.
Es indispensable reservar en el viaje varios días para visitar los numerosos destinos que ofrece la región del lago Titicaca. Por ejemplo, sus cuarenta y un islas, como la isla del Sol, que en realidad es una isla boliviana, pero de fácil acceso, Amantani o Taquile, así como sus famosas islas flotantes hechas a base de juncos. O bien sus ciudades en la costa, como Puno o Copacabana en Bolivia. Los paisajes son magníficos, pero no lo son todo.
El lagoTiticaca es también una región de una gran riqueza cultural. Lo primero: su leyenda, o más bien sus leyendas. La del dios Inti que lloró durante 40 días y 40 noches a causa de la desobediencia de los hombres, o la del tesoro inca destinado a la liberación del emperador Atahualpa que descansaría en el fondo del lago. Durante mi viaje, me interesé mucho por las numerosas leyendas del país. Estas me han permitido tener una visión de las creencias y la cultura del país.