Todos los surfistas con los que me crucé desde la Península del Cabo hasta Kwazulu-Natal me hablaron de Coffe Bay con un brillo en sus ojos. Es como si este pequeñito pueblo perdido en medio de una naturaleza salvaje los hubiese hechizado. De hecho, Coffee Bay es un remanso de paz donde da gusto vivir y practicar deporte.
No es solamente uno de los mejores lugares para practicar surf del Wild Coast, sino también un entorno auténtico e ideal para conocer gente. Se pueden hallar algunas chozas tradicionales zulús, rodeadas de elevados acantilados. Es muy agradable pasear alrededor de esta región rocosa, y no es nada peligrosa en comparación con los alrededores de las grandes ciudades de la costa sudafricana. Solamente pasé un par de días en Coffee Bay, pero hubiera podido alargarlos fácilmente si hubse estado más en forma para hacer surf.
No pienses que vas a encontrar plantaciones de café en Coffee Bay. La leyenda cuenta que un navío perdió su carga de granos de café a lo largo de la costa. Llevados por las corrientes, los granos pudieron germinar en la playa. Desde entonces no han quedado ningún rastro de los árboles, pero esta historia ha dado nombre a este pequeño pueblo.
Nunca se sabe a qué hora llegaremos a Coffee Bay porque siempre hay atascos y obras en Mthatha, y después que hayamos pasado ese tramo, la carretera que se extiende hasta la costa es larga y tortuosa. Hay que calcular unas dos horas por carretera. Pero vale la pena hacerla: el pequeño pueblo escondido entre la exuberante selva al lado de una hermosa playa en la desembocadura de un río es realmente paradisíaco. Este lugar natural me pareció increíble, magnífico, muy salvaje, se observan kilómetros y kilómetros de playas desérticas que llegan hasta el infinito.
El imprescindible de la visita es la caminata que te lleva hasta el « hole in the wall ». Me encantó conocer la vida de los xhosa, todavía muy tribal en los pueblos, es fácil conversar con ellos, en especial con los pequeños vendedores de pescado, mariscos y langostas que pasan por la playa, así como los guías locales. El ambiente es un poco hippie en los albergues juveniles, y pude asistir a buenos conciertos de percusión tradicionales y reuniones de músicos, las noches son realmente animadas.