Equivalente africano del Cabo de Hornos, el Cabo de Buena Esperanza es un destino imprescindible de turismo en Sudáfrica.
Al final de un parque considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el Cabo de Buena Esperanza en realidad no es el punto más meridional de Sudáfrica. Es el Cabo de las Agujas el que se encuentra en el extremo del continente. Sin embargo, es el Cabo de Buena Esperanza el que ha criado la fama. Te aconsejo enormemente que vayas a experimentar esa sensación de estar en los confines del mundo. Aprovecha los numerosos caminos de senderismo y contempla los fabulosos paisajes. Será un día estupendo con buena perspectiva.
El Cabo de Buena Esperanza, aunque no es exactamente en el extremo sur de África (éste sería el Cabo de las Agujas, un poco más al este), representa uno de los confines del mundo al que muchos sueñan con llegar a pie. El típico souvenir de unas vacaciones en familia o entre amigos es esa foto inolvidable junto al famoso cartel que nos hará parecer muy aventureros. Si quieres ir un poco más lejos, puedes subir a la colina de rocas que hay justo detrás, para tener una visión más panorámica.
Para disfrutar plenamente de la experiencia, es una buena idea aprovechar las ventajas de un viaje organizado de un día entero, con un tramo en bicicleta en la hermosa reserva que está en la punta del Cabo. Yo lo hice y tuve la oportunidad de admirar los principales lugares de la región, así como de tomarme mi tiempo para contemplar el paisaje y la vegetación, yendo a mi propio ritmo. Y quién sabe, como me pasó a mí, ¡igual te puedes encontrar haciendo parte del camino en compañía de un avestruz salvaje!
No te olvides de hacer una parada en Cape Point, donde podrás posar bajo el cartel que indica "París" a varios miles de kilómetros. ¡No habrá duda de que estás lejos de casa! Desde ahí, dirige tu mirada hacia el sur... la Antártida no debería quedar lejos... Deja que tu mente se evada hacia ese continente desconocido. El viaje no ha hecho más que comenzar...
Es aquí donde confluyen las aguas de los océanos Atlántico e Índico, donde las corrientes contrarias de ambos dan lugar a veces a tormentas bastante conocidas, por desgracia, en el mundo marítimo.
A día de hoy, la famosa península de Cabo de Buena Esperanza se ha convertido en una reserva natural que acoge cada día a cada vez más turistas que vienen a pisar el suelo del mítico cabo.
Al igual que les ocurre a la mayoría de turistas que van de viaje a África del Sur, yo fui a Cape Point, es decir, al otro extremo de la península rocosa, al Cabo de Buena Esperanza. A pesar de la masa de turistas, se trata de un lugar mágico, un paseo por los confines del mundo, donde podrás cruzarte con algunos pingüinos. No te lo puedes perder.