El 11 de febrero de 1990, Nelson Mandela es puesto en libertad. El 30 de junio de 1991, el "apartheid" es abolido. Estas dos fechas marcaron para siempre la historia de Sudáfrica y suponen el momento crucial de su apertura al mundo, así como de su desarrollo económico.
Liberada de décadas de leyes racistas, Sudáfrica celebra en 1994 sus primeras elecciones como país libre. Con el 62 % de los votos, Nelson Mandela es elegido y porta sobre sus hombros la esperanza de la nueva Nación Arcoíris. Tras 21 años, su partido, el ANC llega al poder y, aunque el desarrollo económico del país es indiscutible, las divisiones entre negros y blancos siguen siendo una terrible realidad. Como demuestra la gran diferencia entre los "townships" más pobres y los barrios ricos ultraprotegidos, el sueño de unión de Sudáfrica parece aún hoy una tremenda utopía.
Una flagrante desigualdad
Al bajar del avión en Ciudad del Cabo o Johannesburgo, el viajero pasará, en apenas unos kilómetros, de un aeropuerto de lujo ultramoderno a la miseria de los "townships".
Un simple paseo por la ciudad deja claro de inmediato que los blancos se reparten la mayoría de la riqueza y los puestos de responsabilidad, mientras que el 40 % de los negros están afectados por el desempleo.
Como turista, una imagen me marcó profundamente en un parque de Ciudad del Cabo. Vi un grupo de escolares negros cruzarse con un grupo de escolares blancos. Así que me pregunté si existirían escuelas reservadas a unos y prohibidas a otros. En absoluto. La explicación es simple. Los niños van a la escuela de su barrio y, como las comunidades no se mezclan más que raramente, la Nación Arcoíris sigue siendo una bonita utopía difícil de realizar.
Un desarrollo económico que pasa por el turismo
Con el 25 % del PIB de todo el continente, Sudáfrica es el país más rico de esta parte del mundo. A pesar de hallarse entre los más importantes exportadores de productos mineros del mundo, de estar en el podio de las exportaciones alimentarias y en el Top 5 de los productores de diamantes, Sudáfrica no ha descuidado el turismo. El país obtiene unas ganancias significativas de este sector y ofrece un sinfín de actividades a los ocho millones de visitantes que recibe cada año. Entonces, ¿cómo se define el turismo en Sudáfrica ?
Hay para todos los gustos. Los apasionados de la historia y la cultura, visitan los museos de las grandes ciudades. Los que prefieren encontrarse con la población local, visitan a los zulúes o recorren un "township" como, por ejemplo, Soweto. Para los aficionados a los deportes náuticos o a las sensaciones fuertes, los 1000 km de costas hacen las delicias de los surfistas. Sudáfrica también es el lugar ideal para ir a observar ballenas en Hermanus o nadar con los grandes tiburones blancos en Gansbay. Las familias y los amantes de la naturaleza salvaje no pueden perderse un safari. El famoso Parque Nacional Kruger se cuenta entre los más bellos del mundo. Por último, me parece totalmente inconcebible organizar un viaje por Sudáfrica sin reservar unos días para hacer senderismo por los indescriptibles paisajes de los Drakensberg.
En definitiva, Sudáfrica es muy consciente de sus atractivos turísticos y tiene la intención de explotar esa importante fuente de ingresos. El país ha decidido no dormirse en los laureles de su subsuelo minero y sigue desarrollando sus infraestructuras turísticas.
