Me impresionó particularmente el hecho de encontrar a tan solo una veintena de kilómetros de la carretera que parte Australia en dos, la Stuart Highway, y de sus paisajes desérticos, un verdadero paraíso de vegetación muy verde. Una especie de oasis de bienvenida, que me volvió loco de contento después de dos horas de conducción a través de esa naturaleza fabulosa pero particularmente monótona.
Edith Falls, o las cataratas de Edith, son un ejemplo claro, a mi manera de ver, de lo que da el encanto al Territorio del Norte. A primera vista, paisajes monótonos de desierto abrasándose bajo el sol infernal, pero que contienen pequeños secretos absolutamente insospechados y completamente desconcertantes para nosotros, españoles habituados a una cierta idea de la naturaleza.
Podrás sumergirte en las cascadas de Edith Falls, pero cuidado, ¡numerosos cocodrilos de agua dulce rondan por estos parajes, así que infórmate bien ates de lanzarte al agua!
Las cataratas de Edith son una serie de cascadas y piscinas naturales del río Edith, que atraviesa el Parque Nacional de Nitmiluk. Las cataratas caen desde una altura de 8 a 12 metros. Un camino conduce a las cascadas de agua para poder verlas desde el otro lado. En verano, bañarse en el agua será, seguramente, toda una bendición para ti, pero el lugar es bastante conocido y suele llenarse de gente. Es bueno que sepas que el camping que hay en la zona está muy cuidado y no se usa mucho, ¡yo mismo lo comprobé!
Las rutas de senderismo del Parque Nacional de Nitmiluk incluyen innumerables tesoros naturales. La geología de la zona es fascinante, con la formación de gargantas que contrastan con las mesetas verdes. Nosotros pudimos ver pinturas de arte aborígen en la base del acantilado de piedra arenisca, a lo largo del río Katherine. Hay otros lugares que muestran signos de actividades tradicionales de los Jawoyn por todo el parque.