Hay ciudades que no tienen nada de particular pero con un "no sé qué" que las hace extrañamente atractivas. Launceston es, para mí, una de esas ciudades. Me quedé allí dos noches, entre el desembarcadero del ferry de Devonport y la carretera hacia la Bahía de los Fuegos, en la costa oeste, y encontré en esta ciudad de alrededor de 100.000 habitantes un encanto inusual, con algunos edificios georgianos y victorianos en el centro y una atmósfera distendida y agradable.
Además, en pleno centro de la ciudad de Launceston, me sorprendió encontrar un hermoso parque, parte de la reserva Cataract Gorge, que ofrece un paseo muy agradable en un entorno natural de gran belleza.
Launceston no es una visita imprescindible en un viaje por Australia, pero para los que van a pasar algún tiempo en Tasmania es, sin duda, una etapa interesante.
Launceston tiene más animación queHobart, pero eso no siginifica que sea más bonita. Cuenta con muchas tiendas, restaurantes, galerías, un museo y una cervecería histórica (James Boag's) que merecen una visita. Pero su principal reclamo es su gigantesco parque natural Cataract Gorge. Me encantó esta reserva situada a solo 5 minutos, al noroeste, del centro de la ciudad.
Dos senderos permiten a los visitantes descubrir esta magnífica garganta: Cataract Walk y Zig Zag Track. Este último, un poco más pronunciado, incluye el cruce de un impresionante puente colgante. El recorrido en telesilla de 2 plazas es muy romántico y existe la posibilidad de completar el paseo en el kiosco, que incluye un salón de té. Entre wallabies, ruidosos pavos reales y coloridos rododendros, me gustó mucho este cuadro tan surrealista.
Cerca de allí, se encuentran los Parques Nacionales de Ben Lomond, al este, y Narawntapu, en la costa oeste, que te retendrán durante varios días. Este último es conocido como el "Serengeti de Tasmania", debido a la abundancia de su fauna y flora.