A sólo dos horas de Melbourne, me quedé impresionada con la isla de Phillip Island y sus atípicos paisajes que me recordaron a los de Escocia. En efecto, Phillip Island cuenta con magníficas colinas verdes, impresionantes acantilados y un mar desencadenado alrededor. ¡Tenía la impresión de haber llegado a Reino Unido, en los confines de un loch (lago)! Sólo faltaban los pubs y las destilerías de whisky para que la impresión fuese perfecta.
Además adoré la biodiversidad de la isla con un impresionante número de animales para observar. Primero los pingüinos, a los que te puedes acercar bastante, así como los canguros que se desplazan libremente por la isla.
Es una excursión que recomiendo a cualquiera que quiera establecerse indefinidamente en el estado de Victoria y que desee algo ligeramente diferente, incluso si allí también hay bellas playas y excelentes spots de surf.
Durante mi estancia de dos años en Melbourne tuve la ocasión de hacer turismo alrededor de la ciudad en varias ocasiones, tomando a menudo la carretera de Phillip Island. ¡En todas estas ocasiones me sentí maravillado, casi desorientado!
En mi opinión, todo el conjunto de la isla merece la visita; la aconsejo especialmente a los amantes de la naturaleza y los animales. Además, el desfile de los pingüinos azules es no sólo la atracción estrella de Phillip Island, sino de todo viaje a Australia.
¡Cuántos recuerdos! Esos pequeños y torpes pingüinos que puede contemplar, bajo la luna llena, salir del agua y subir la playa con paso inseguro; o aquel koala algo arisco que vi saltar de árbol en árbol, despertando a sus congéneres y acercándose a los visitantes... ¡Sin duda, experiencias que jamás podré olvidar!