El principal medio de acceso a los diferentes lugares del parque es por vía fluvial; todos los viajeros optan por un crucero en "klotok", un barco de fondo plano equipado para recibir entre 2 y 10 personas. La reserva de este medio de transporte implica la contratación de un equipo, un cocinero y un guía. Un poco escéptica al principio, enseguida me sedujo esta opción que, cumpliendo todas las expectativas de un confort occidental, no dejaba de ser muy auténtica y permitía, gracias a la presencia del guía, descubrir mejor el parque.
Tanjung Puting es una riqueza real de especies animales y vegetales. Cada uno de los meandros del río Sekonyer es la ocasión de contemplar un nuevo sujeto: ya sea la enésima familia de monos que se balancean en una rama, un pájaro de colores que se cruza en tu ruta, un árbol de luciérnagas que se ilumina al caer la noche... La inmersión en la naturaleza es verdaderamente total y dejando aparte el ronroneo regular del motor, ningún ruido vendrá a interrumpir tu tranquilidad. Si, como a mí, te da miedo la agitación constante de las ciudades indonesias, ¡este regreso a la vida salvaje te hará un gran bien!
Evidentemente, la atracción estrella de Tanjung Puting es la observación de los orangutanes El parque abriga una gran comunidad de estos "hombres de la selva" y finalmente, en Camp Leakey, tuve la ocasión de encontrar el mayor número de ellos. Este lugar se consagra al cuidado de estos frágiles animales y demuestra ser un pilar en las investigaciones sobre la especie. Tu guía es el encargado de explicarte en detalle la política y el funcionamiento de este campamento mítico. Él organizó para nosotros una visita a la hora de alimentarlos, para que tuviésemos la oportunidad de ver de cerca estas criaturas tan tiernas. Y quién sabe: puede que tú tengas la oportunidad de observar una madre, su pequeño hijo a la espalda, descender de un árbol para venir a deleitarse con algunas bananas.