¡Ah, las magníficas murallas de Tarudant, que surgen como un oasis en mitad del desierto! Con sus 6 km de longitud y de color ocre, son impresionantemente hermosas. Esta antigua ciudadela posee cerca de 130 torres y torreones que la hacían impenetrable ante sus enemigos. La visita a las murallas es especialmente interesante.
Situada en el Valle del Sus, entre el Alto Atlas y el Pequeño Atlas, la ciudad está atravesada por el río Sus, que alimenta el valle. En torno a la ciudad, la región es muy fértil y exuberante. Me encanta Tarudant y recomiendo el paso por esta ciudad a todos los turistas que viajen a Marruecos.
No olvides darte un paseo por la medina y el zoco. La bonita casba de Tarudant y sus jardines también merecen la pena.
Cuando estuve de vacaciones en Marruecos, me hablaron mucho de los zocos de Tarudant. Y lo cierto es que son muy animados. Se dice incluso que son los mejores del sur de Marruecos. Yo tuve la oportunidad de visitar varios zocos de Tarudant, pero el que más me llamó la atención fue el de los escultores de piedra. Exponen sus obras maestras en el laberinto que componen las callejuelas del centro de la ciudad.
Si te va ese ambiente, entonces deberías visitar el mercado bereber, que está a tan solo unos metros de ahí. Se trata del Gran Mercado. En él encontrarás tanto productos de alimentación como ropa o incluso cerámicas a muy buen precio (y no solamente chilabas).
Pero, sin duda, lo que no te puedes perder son las famosas especias marroquíes. Pídele al dependiente de la tienda que te ponga "ras el hanout" : una mezcla de unas cuarenta especias en polvo (comino, pimentón, azafrán...). Eso sí, ten cuidado con lo que gastas, ya que el ras el-hanout secomercializaa un precio bastante alto.