A simple vista, los alrededores de Beach Road podrían estar en cualquier lugar del mundo donde se dé el turismo de playa. Los chiringuitos, las tiendas de recuerdos y los hoteles forman una hilera en primera línea. Pero, si te tomas la molestia de alejarte un poco de las grandes arterias y cruzar la ciudad en dirección sur, descubrirás la otra cara de Negombo.
Fue una idea estupenda alquilar una bici y subir Lewis Place en dirección al mercado del pescado. Pasa por delante de la antigua fortaleza holandesa y de la torre del reloj. Llegarás a la laguna de Negombo. Pasa por el puente y pedalea por la maraña de callejuelas, entre casas preciosas y jardines con árboles.
La playa de Negombo no es la más bonita de Sri Lanka, pero tiene múltiples ventajas. Allí los aficionados al wakeboarding pueden entrenarse por poco dinero antes de llegar a la parte occidental de la isla. Otros aprovechan para una cena a la luz de las velas en los complejos de lujo que hay alrededor de la playa. Una mención especial para el arroz con curry del restaurante Lords.
Para mí, es el lugar ideal para terminar un viaje a SriLanka. Con los pies metidos en el agua, estarás cerquísima del aeropuerto cuando tengas que pensar en volver.
Toda la parte sur de Negombo está dedicada a la pesca. Allí, todas las mañanas se monta el pintoresco mercado de pescado. En cuanto a la parte norte, es la más atractiva para el turismo. Poco a poco los hoteles y restaurantes han ido invadiendo la costa y desnaturalizando el paisaje. Por suerte, aún es posible encontrar pequeñas guesthouses e incluso habitaciones en casa de los habitantes locales, directamente en la playa, para meter los pies en el agua.
Al atardecer, la espléndida puesta de sol sobre el océano, con las bagalas navegando, es un momento mágico. Los enamorados podrán aprovechar la magia de este instante para declararse a su pareja.