Una corta parada en el pueblo de Tadoussac durante un viaje en coche con una amiga, por supuesto, para ver las famosas ballenas. Habíamos dormido en un albergue muy agradable, ideal para conocer a jóvenes viajeros y recopilar consejos para lo que nos quedaba de viaje.
Nos fuimos a la playa a dar un paseo por la orilla, hasta la Pointe-Rouge, donde, con mucha paciencia, conseguimos ver ballenas. Atención: ¡comprueba bien las horas de las mareas!
Decidimos hacer kayak de mar en Bergeronnes, un pueblo menos frecuentado que Tadoussac, a 10 minutos en coche. Fue una experiencia extraordinaria, ya que de pronto apareció un rorcual común a unos 6 metros de nuestra embarcación, cuando el guía nos acababa de explicar que, según las normas de seguridad, no podíamos acercarnos a menos de 200 metros de las ballenas. Los guías son muy simpáticos. Fue una experiencia muy original y memorable.
Llegamos de nuevo a Tadoussac tras un largo periplo en coche por Gaspesia. Única en todo Canadá, la ciudad es un importante lugar de avistamiento de ballenas.
Las embarcaciones pueden aproximarse mucho a estos inmensos mamíferos marinos. ¡Es extraordinario! También pueden observarse otros animales, como focas, leones marinos o incluso cachalotes.
El albergue juvenil de Tadoussac es un lugar agradable en el que parar durante un viaje por Canadá. Gestionado por un equipo de quebequenses y jóvenes del mundo entero, el ambiente es muy jovial y festivo. Además, podrás alojarte gratis allí si a cambio les echas una mano en algo.