El casino y su vecino, el hotel Fairmont Le Manoir Richelieu, son instituciones reconocidas en la región. El lugar es perfecto para disfrutar de las vistas del majestuoso río San Lorenzo y, si te apetece, jugarte algunas fichas en el casino.
Según la estación que elijas para visitar Charlevoix, las opciones que tendrás serán totalmente distintas. En invierno, si eres aficionado al esquí, el macizo de Charlevoix hará realidad tus sueños. Charlevoix también es un pequeño paraíso para los fanáticos de la motonieve. En verano, está bien para disfrutar de la naturaleza haciendo senderismo a pie, o dar rienda suelta a tu lado más hedonista descubriendo los sabores típicos de la región en una de sus típicas terrazas. Podrás probar una gran variedad de productos de la tierra, como quesos, cervezas, sidras, patés o incluso salchichones. En otoño, los colores son impresionantes.
Como verás, no te faltarán opciones. Yo, personalmente, estoy enamorada de esta región de Canadá. ¡Tienes que ir!
Charlevoix, un encantador lugar a lo largo del río, está salpicado de pueblecitos pintorescos: Petite-Rivière-Saint-François, Saint-Joseph-de-la-Rive, Port-au-Persil… en los que se han establecido galerías de arte y artesanos. También son unas buenos sitios para hacer unas paradas gastronómicas y probar carne ahumada o helados cremosos.
En verano se organizan muchos eventos culturales, los festivales dedicados a la música: en el programa de Saint-Irénée, jazz y música clásica, la festiva Bahía Saint Paul… que es además un estupendo lugar para descubrir artistas, en especial por su Reunión anual del mes de agosto.
Malbaie y la Ile-aux-Coudres te darán la oportunidad de zambullirte en la historia y la cultura con museos dedicados a la región, los molinos o incluso la cultura de la manzana. Ve a echar un vistazo a la mansión Richelieu con estilo Château Frontenac de Québec.
Charlevoix cuenta también con parques nacionales y recorridos extraordinarios, como el de Jacques Cartier en el valle profundo, los Grands-Jardins y sus aires Siberianos, los Hautes-Gorges y sus rocas... o incluso la Reserva de Vida Silvestre de Cap-Tourmente donde se pueden observar los gansos de las nieves. Muchos lugares te permiten observar ballenas, cerca de Tadoussac, un lugar muy popular por los estudiantes internacionales en vacaciones, o su rival Baie-Sainte-Catherine no tan frecuentado pero igual de atractivo... Port-au-Saumon y Pointe-Noire son dos centros ecológicos que dan al río.
Y al fondo de Charlevoix se adivina en el horizonte el fiordo de Saguenay.