El Kawah Ijen es un volcán conocido por sus mineros, que extraen el azufre poniendo en peligro su vida, y por el lago ácido que se encuentra en su cráter.
Aconsejo:
Ve muy temprano, de noche, con un guía, para ver las llamas azules. ¡Yo no lo hice y me arrepiento un poco! Si vas a descender hasta el fondo del cráter, llévate una mascarilla, o te ahogarás con el humo del azufre.
Mi opinión
La visita al Kawah Ijen suele estar combinadacon la del Monte Bromo. Son dos visitas indisociables e imprescindibles en cualquier
viaje a Indonesia. Por muy temprano que salgas, el mal estado de la carretera te mantendrá en vilo y sin poder dormirte. El sol no salió hasta mucho después de llegar al parking.
La ascensión del Kawah Ijenes muy sencilla para cualquier viajero, pero contemplamos con admiración la proeza de los portadores, que cargaban de 60 a 80 kg sobre los hombros como si nada.Esta admiración se convirtió en asombro cuando llegué a los pies del cráter y vi de dónde venían los cargamentos de bloques amarillos.
Había que bajar hasta el fondo del cráter por un camino entre las rocas, apenas habilitado. El azufre se extrae justo al lado del lago ácido, cuyo color verde dan ganas de bañarse en él.Me quedé a ver cómo nuestro acompañante, un minero, recogía su cargamento mientras yo experimentaba el efecto del humo del azufre en los pulmones, sin protección. No fue nada agradable.
El Kawah Ijen es un lugar peligrosamente hermoso, y es inevitable sentirse insignificante al lado de esos hombres que trabajan sacrificándose por sus familias.