Nada más poner los pies en Lombok, las agencias de turismo ya me estaban acosando para venderme una excursión de senderismo por el monte Rinjani. Tras una dura negociación, decidí hacer la ruta en dos días: subir hasta el cráter del volcán y volver a bajar, en vez de subir hasta la cima, como con otras excursiones.
El sendero empieza a mil metros de altitud y no te voy a engañar: se trata de un ascenso hacia el cráter duro y sin pausa. Pero esta dulce tortura habrá valido la pena (y mucho) cuando salgas por fin de la selva y puedas ver el paisaje. ¡Te encuentras cara a cara con paisajes dignos del Señor de los Anillos, con Bali y las islas Gili a lo lejos! Una vez en lo alto del cráter, solo queda admirar el panorama y ver el sol ponerse por encima de las nubes.
Aunque es menos conocido que el monte Bromo, el monte Rinjani es igualmente deslumbrante y hará las delicias de los amantes del trekking y de los paisajes bonitos que estén de viaje por Indonesia.