Las Salinas de Maras son increíbles. Cuando el sol cae a plomo sobre el valle lleno de tonalidades naranjas, y aparecen delante de nuestros ojos estas piscinas de terraza en blanco inmaculado, es inevitable quedarse fascinado. Así que si has tenido la buena idea de seguir los pasos de los incas en su valle sagrado, ésta es una etapa necesaria para tu estancia en Perú. No te decepcionará.
Para los fans de paisajes de todo el mundo, de la historia, la cultura, o las construcciones antiguas, el viaje a las salinas vale totalmente la pena. Se trata básicamente de una fuente situada a más de 3.200 metros de altitud, lo que ha dado lugar a una corriente de cloruro sódico...explotada desde entonces en piscinas que se se sitúan en la ladera de la montaña. Algo excepcional en esta región tan lejos del mar. Espectáculo no tan agradable es ver a los locales cargar sacos de sal en la espalda...
El Valle Sagrado es realmente impresionnte. Ofrece una infinidad de lugares por descubrir, hasta el punto de que podría ser el punto central de cualquier viaje a Perú. Entre otras curiosidades para visitar: las Salinas de Maras.
Encaramado en el valle de Urubamba, el pueblo de Maras es pintoresco y cuenta con un paisaje realmente hermoso. Encontrarás estos pozos de sal en un escenario insólito: ¡están en la ladera de la montaña! El espectáculo es verdaderamente sorprendente; y el degradado de colores, desde las salinas hasta la vegetación andina, es fantástico. Esta abundancia de sal tan lejos del mar proviene en realidad de una corriente de agua rica en cloruro de sodio.
Desde lo alto de las salinas, el panorama es mágico. También es un lugar ideal para tomar las fotos con las que asombré a mis invitados durante la inevitable noche de diapositivas regada con pisco a la vuelta de las vacaciones.
En el corazón del valle de Urubamba hay un sitio incomparable a ningún otro en Perú: las salineras de Maras. Brota de la montaña un manantial de agua salada que va llenando decenas de terrazas. El agua recogida se utiliza para la producir sal.
El resultado es un paisaje sorprendente, una especie de mezcla entre los arrozales en terrazas y las marismas saladas. A mí me sugería también una enorme caja de acuarelas con un degradado del ocre al blanco, según la concentración de sal.
Desde la montaña de al lado tienes unas vistas privilegiadas de Maras, pero también me gustó que puedes pasearte libremente por mitad de las salinas. Así ves más de cerca las diferentes etapas de cristalización de la sal. Mi consejo en pocas palabras: ¡no te lo pierdas!
Me quedé muy impresionado con el sitio de Maras, muy popular sobre todo por sus salinas, que datan de la época preinca. Recuerdo las incontables terrazas de sal que llenan el vacío del valle, y que ofrecen un paisaje muy llamativo. Se puede acceder fácilmente al sitio desde Cusco, pero me gustó la ruta desde Ollantaytambo al regresar de Machu Picchu, así pude pasar una día entero visitando el lugar antes de regresar a Cusco.
En Maras todavía se pueden ver muchos trabajadores, en ocasiones muy jóvenes, afanándose entre las terrazas para sustraer la sal de las cuencas. A la mente me vino el pensamiento de que este sitio ha sido explotado desde la época preinca y todavía muchas familas siguen trabajando en el sitio. Se puede caminar por las terrazas entre las cuencas.
Maras, al igual que el sitio de Moray que se encuentra cerca de allí, es para mí una visita imprescindible en esta región de Perú.