El Parque Nacional de Cataratas de Iguazú por mucho que se encuentre en plena selva tropical (¿o es subtropical?), en realidad tiene poco de natural en su parte brasileña. Al contrario, es un auténtico complejo turístico con sus torniquetes para gestionar la afluencia de visitantes.
En todo caso, da igual, porque el espectáculo es verdaderamente increíble. A pesar del alquitrán, irán a saludarte un montón de animales desconocidos, como coatíes y mariposas de todo tipo.
El programa de la visita a las Foz do Iguaçu consta de una serie de cascadas a lo largo de un único camino, con distintos miradores en cada curva. ¡Son una auténtica maravilla! La guinda del espectáculo es la llegada a la «Garganta del Diablo», la mayor de todas las cascadas, que tiene una fuerza hipnótica. Es grandiosa. En este lugar, la naturaleza parece reclamar sus derechos. Para concluir la visita, un ascensor te llevará a un mirador desde el que se pueden contemplar casi todas las cascadas. Sin duda, te quedarás con la boca abierta.
Aparte del billete de acceso al parque, a la entrada se ofrecen otras actividades: recorridos en todoterreno, piragüismo, tirolina... Por qué no, si tienes dinero y quieres echar el resto del día. La visita inicial es bastante rápida.
Aunque el sitio se encuentra en el extremo sur del país, debería ser una visita obligada durante tu viaje por Brasil. En cuanto a mí, está la lista de los 10 sitios más increíbles que he podido visitar hasta ahora.
¡Las cataratas del Iguazú me impresionaron realmente! Quedé fascinada por la fuerza del agua y la belleza del paisaje. También me gustó mucho la presencia de los coatíes, esos pequeños mamíferos que se pasean en total libertad a lo largo del camino hacia la Garganta del Diablo.
Es verdad que tuve que caminar haciendo zigzag entre los numerosos turistas que había y también tuve que estar muy atenta para no salir en sus fotos, ¡pero una vez que llegué a la pasarela que sobrevuela el agua, todo eso pasó a un segundo plano y quedé absorta por esta extraordinaria cascada fuera de lo común!
¡Tras la visita al Parque Nacional do Iguaçu, fui a comprarme una hamaca para echarme una merecida siesta! A lo largo de la carretera que pasa por el Parque das Aves (“parque de las aves”), se venden piezas de artesanía. Pude observar de cerca numerosas aves con plumajes realmente coloridos. Hay autobuses regulares que comunican este lugar con Foz do Iguaçu, la ciudad más próxima.
Mito del turismo brasileño, llegué a Iguazú desde el lado argentino, el cual visité el día antes. Si eres como yo, no olvides el pasaporte para atravesar la frontera y avisa a tus amigos de que vas a pasar el día en Brasil. ¡Eso es tener clase!
La visita es más corta que por el lado argentino, pero la vista panorámica es más bonita Muy cerca de las cascadas más altas, una pasarela cruza por encima del agua y parece desaparecer en la nube de vapor. De este modo, me encontré en mitad de las impresionantes cataratas de la Garganta del Diablo. El ruido es ensordecedor y todo el mundo sale calado hasta los huesos. Ya sea por el lado argentino o brasileño, el efecto es el mismo: sorprendente.
Justo en frente, se encuentra el Parque de las Aves. No soy un gran fan de los zoológicos, pero debo admitir que este es realmente agradable. Es la ocasión de ver muy de cerca tucanes, ibis escarlatas, flamencos rosas, papagayos... Es una agradable visita, ya que pasa por un bosque que recrea muy bien el medio natural de estos miles de aves y, además, se puede acceder a algunas de las pajareras.