Con cerca de un millón de habitantes, Fez es la segunda ciudad más poblada de Marruecos y cuenta con la mayor y también más vibrante medina del país. Pasear y perderse en el laberinto de calles y callejuelas de su medina es una maravilla para los sentidos. La vista, por las innumerables maravillas arquitectónicas casi milenarias; el gusto y el olfato, estimulados por los numerosos zocos de productos frescos; y, por supuesto, el oído, con un clamor y una algarabía constantes. Sin duda, ¡es una experiencia inolvidable!
Yo pasé algunos días en Fez en un riad del corazón de la medina. Fez me pareció totalmente fabulosa, aunque también debo admitir que a veces pueden abrumar el constante frenesí, las incesantes ofertas y la dificultad para pasar desapercibido. Sin embargo, la experiencia 100% marroquí vale la pena y Fez es, sin duda alguna, de visita obligada en un viaje a Marruecos.
Fez forma parte de las ciudades imperiales y nosotros queríamos ver al menos una durante nuestro viaje por Marruecos. Entramos a descubrir la medina. No menos de 13.385 edificios, censados durante la clasificación de Fez como Patrimonio de la Humanidad, contribuyen a su riqueza. Hay 143 mezquitas, más de 300 talleres (fondouks), 8 medersas (escuelas coránicas que desempeñaron un papel muy importante en el antiguo Marruecos) y más de 500 viviendas que poseen en su mayoría una riqueza arquitectónica increíble. Están habitadas por una población de pocos recursos, gracias a la cual, sin embargo, sigue con vida esta parte de la ciudad.
A medida que avanzamos por este laberinto de callejuelas, la pendiente es cada vez más pronunciada. Las calles son estrechas, a veces techadas, y en cada recoveco hay una tienda. Una muchedumbre numerosa circula y se dispersa al grito repetido de "Balek" ("cuidado") ante los burros cargados de mercancías variadas.
Es una ciudad grande y turística pero su reputación es bien merecida.
En el casco antiguo, las terrazas están abiertas para permitir que los visitantes observen una práctica tradicional típica de la ciudad de Fez : la curtiduría. Sin embargo, el olor que acompaña a esta práctica suele ser nauseabundo y difícil de soportar más de un momento. De todas formas, merece la pena pasar por esta molestia para ver el espectáculo. Es impresionante ver a todos esos hombres, sumergidos hasta las rodillas, bailar dentro de las cubas de tintes para macerar al cuero. Me pregunté cómo podían soportar el olor durante todo el día.
Como por casualidad, los que te dejan acceder a las azoteas son, por supuesto, los propietarios de las tiendas turísticas. Por tanto, ten en cuenta que si aceptas visitar la azotea, te insistirán mucho en que compres algo al bajar por la tienda.