La Ruta Perfecta: Habana, Viñales y Mar por el Precio Justo

Un descapotable clásico y guía privado les mostrarán el alma de la ciudad: plazas coloniales, balcones de Hemingway y talleres secretos de tabaco. Después, elijan: Almuerzo en La Bodeguita (mojito y música incluidos). Explorar libremente rincones que les roben el corazón. Tarde abierta para perderse en el Malecón al atardecer o seguir el ritmo de la ciudad. "Hoy no son turistas, son habaneros por un día."

Hoy cambiamos de ritmo: un auténtico taxi compartido con otros viajeros los llevará por carreteras rurales, entre paisajes de palmas y pueblos coloridos, hasta la joya natural del Valle de Viñales (Patrimonio Mundial). En el trayecto (2 horas), vivirán esa Cuba espontánea: paradas improvisadas, conversaciones con lugareños y el aire dulce de la provincia. Al llegar, los mogotes y las casitas de techos rojos te moverán las manos en ademán de bienvenida. Verde por doquier será tu esperanza de reencontrarte contigo mismo y mudar tu forma de pensar para siempre. El resto del día es para explorar, pregúntame cómo hacerlo. "Viñales no se visita... se siente con el corazón lleno de verde."

Dos días para explorar esta joya, Patrimonio Mundial, por su valle fantástico: ¿Te gustaría un cayo? Pues sugiero que te vayas para Cayo Jutías, al norte de Viñales. ¿Te gusta caminar en el valle? Pues un sendero o una cabalgata va bien. También el bus tour te pasea por todos los puntos icónicos de Viñales: la Cueva del Indio, el Mural de la Prehistoria, el Mirador de los Jazmines. Pero cuando caiga el sol, la villa tan campesina de día se torna fiestera de noche: música en vivo, bailes espontáneos y el famoso "son cubano hoy x hoy mezclado con reparto (especie de reguetón) fluyen hasta altas horas. "De día, campesina y natural; de noche, fiesta bajo las estrellas. Viñales es así: dual y fascinante."

Volvamos a la capital. No se puede negar que allí es donde más se mueve "la cosa", decimos los cubanos. Se sale después del desayuno para La Habana y, una vez allí (11 a.m.), esta queda a tu merced. Buena oportunidad para patearla tú solo. Sin rutas fijas ni horarios, dejen que La Habana los sorprenda: piérdanse entre libros antiguos en Plaza de Armas, saboreen un café improvisado en un balcón colonial, o sigan la música callejera que los lleve a rincones secretos. El Malecón al atardecer será su mejor recompensa. "Los tesoros más auténticos no están en las guías, sino en las esquinas que elijan explorar con curiosidad y tiempo."

Salimos para Varadero en taxi colectivo y en apenas 2 horas estamos allí. De camino, podrán pasar por debajo del famoso túnel de La Habana y, tomando la llamada Vía Blanca, siempre con el mar de compañero inseparable a la izquierda, podrán tomarse una Piña Colada por el camino y echarle un ojo al impresionante Puente de Bacunayagua. Luego vendrá Matanzas, la Venecia de Cuba, y pasándola ya casi están en Varadero. "En Cuba, los caminos saben a aventura y los finales a Caribe."

Estos días son para entregarse al ritmo del Caribe: - Mañanas de chapuzones en aguas turquesas. - Tardes de cócteles junto a la piscina infinita. - Atardeceres con los pies en la arena blanca. - Noches de cenas románticas bajo las estrellas. En su resort todo incluido, disfrutarán de: ¬ Spa con vistas al mar. ¬ Actividades acuáticas (opcionales). ¬ Shows nocturnos con sabor cubano. "El verdadero lujo es tener tiempo para saborear cada ola, cada risa, cada instante bajo este sol..."

El último día comienza con mar, arena y sol, y a la hora coordinada, un traslado privado directo al aeropuerto de La Habana: Desde Varadero (2 horas de viaje) Mientras recorren la carretera, tendrán tiempo para: - Repasar los mejores momentos del viaje. - Detenerse a comprar últimos souvenirs (si lo desean). - Disfrutar de una última visita al mar Caribe. "No es un adiós, solo un 'hasta pronto'... Cuba siempre guardará un pedacito de arena para ustedes."