Durante mi viaje a Brasil, me alojé en un B&B en Pelourinho, el barrio histórico de Salvador de Bahía, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Me gustaron mucho las coloridas fachadas de las casas de estilo renacentista que se alzan a lo largo de sus empedradas calles, así como descubrir unas vistas magníficas de la ciudad baja, una escuela de capoeira y unos mercados locales muy auténticos.
Además, me encantó el Mercado Modelo, en la ciudad baja de Salvador de Bahía, a pesar de ser bastante turístico. ¡Allí, pude asistir a un espectáculo de capoeristas sobre un ring de boxeo, con un ambiente increíble!
Por último, date una vuelta por la popular playa de Porto da Barra. En periodo de carnaval o durante los fines de semana hay un gran ambiente. No te olvides de probar el Coco Verde, un zumo que se sirve en el interior de la cáscara de la propia fruta y se bebe con pajita. ¡Tan bueno como refrescante!
Intentaré ser objetivo sobre la ciudad que me vio nacer. Salvador de Bahía es desordenada, hace calor los 360 días del año, el tráfico es monstruoso, la gente es vaga y, a menudo, poco profesional, y hay mucha pobreza. Esa es la parte oscura.
La otra cara de la moneda son la preciosa ciudad colonial antigua (Pelourinho), sus bonitas playas, la amabilidad de sus habitantes y la gastronomía exótica y deliciosa. Salvador es el punto de partida imprescindible para explorar más en profundidad el estado de Bahía, que, por su diversidad de paisajes, es uno de los más bonitos de Brasil.
De todo mi periplo por Brasil, mis mejores recuerdos son del estado de Bahía. Y la ciudad de Salvador de Bahía, con su carácter tan particular, no es ajena a esta emoción.
La influencia africana le da a la ciudad una identidad cultural propia a todos los niveles. La capoeira es una filosofía; la danza africana, un pasatiempo; el candomblé, la religión; la gastronomía, un arte. Y, ya que hemos tocado el tema, prueba los acarayés, una especie de bollo frito en aceite de palma. El pan se hace con una pasta de alubias rojas. Se suele rellenar con langostinos ahumados y vatapá, una pasta que lleva leche de coco y cacahuete. Es también una bomba de calorías y, si no sueles tomar comida picante, ¡precaución!
Salvador de Bahía se divide en dos, la zona urbana y la zona de playa. Desde lo más alto de la ciudad se divisa el centro histórico colonial, súper colorido y punto de encuentro para los turistas. Se llama Pelourinho y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es también el escenario de todo: baile, gastronomía, música... Ideal para sumergirse por completo en la cultura local. También hay museos, iglesias, fortalezas, un puerto y el famoso «Elevador Lacerda», que une la ciudad alta con la ciudad baja.
Las playas de Salvador suelen estar a reventar de gente. Es mejor coger un autobús, alejarse unos cuantos kilómetros y aventurarse por la costa. Descubrirás auténticos paraísos para holgazanes.
Brasil es inmenso, ¡qué dificilito, decidir qué visitar! Pues yo os animo a incluir Salvador en vuestro itinerario por este fantástico país.
Llegué justo al comienzo del carnaval. Es un espectáculo callejero, un carnaval del pueblo. Todo el mundo dedica horas de trabajo para preparar el evento. La gente sale a la calle a bailar desde las 5 de la tarde hasta las 5 o 6 de la mañana siguiente.
Los grupos que desfilan son muy diferentes unos de otros: hay rastafaris vestidos de rojo, verde y amarillo; coloridos indios con arcos y flechas; grupos compuestos únicamente por mujeres; percusionistas y bailarines; sin olvidar el trío eléctrico, formado por tres enormes camiones decorados e iluminados, cada uno con una orquesta que toca de pie sobre una plataforma rodeada de enormes paneles. Y detrás, miles de personas en pleno delirio bailando la samba. Además, por todas partes hay pequeños bailes populares donde cada uno baila al son de su música favorita.
Durante 4 a 6 días, la ciudad vive al ritmo del carnaval. Esos días, el ascensor que conecta la ciudad baja con la ciudad alta es gratuito y los servicios de autobús se organizan para que la gente pueda asistir a diversos desfiles, dependiendo del barrio. Las tiendas se cierran. Todo el mundo está de fiesta. Por todas partes, vendedores ambulantes te ofrecen brochetas de carne, queso y un montón de especialidades bahianas, como la famosa «caipirinha».